Songfic de Hoy: To Build a Home
Por : Sharon Luna ValdezSongfic de Hoy: To Build a Home
Autora: Osbelys
Personajes: Edward y Bella
Clasificación: Fiction T
Ubicación: Fanfiction.net
Tipo de Fiction: Songfic
Canción: To Build a Home
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Hay una casa hecha de piedra,
Pisos, paredes y umbrales de madera
— ¿Estás seguro que quieres hacer esto, amigo? —Le preguntó Emmett a Edward, ambos estaban dentro del auto y el aludido asintió sin verlo —. Tengo que ir a la boda, soy su amigo también —comentó el grandulón precavidamente.
Edward giró su rostro y lo observó.
—Estaré bien, solo necesito…verla por última vez —se explicó encogiéndose de hombros, su traje de etiqueta se amoldaba a su figura perfectamente, haciéndolo insoportablemente atractivo, pero esa belleza que emanaba estaba opacada por otra cosa, por un sentimiento que comenzaba por la letra T.
— ¿Quieres hablar? —Edward negó.
—Dale un beso de mi parte a mis hijos, diles que los recogeré luego de que…—este miró la casa que se predisponía delante de ellos, Emmett asintió no muy convencido.
—Cualquier cosa me llamas al móvil ¿de acuerdo?
—Disfruta y dile que…—Edward se lo pensó mejor y negó —No, nada —aseguró abriendo la puerta del auto.
—Los pasajes ya están pagados, sales dentro de dos horas con los pequeños, trata de no llegar tarde, tus hijos te extrañan —le informó Emmett.
—Solo necesito un par de minutos —repitió él tratando de sonreír.
Edward puso un pie fuera del auto y antes de que cerrara la puerta de este mismo Emmett lo llamó:
—Ya vendrá otra persona a la cual amarás, no todo está acabado. Solo que no funcionó. Ella se cansó —y con eso su amigo arrancó el auto dejándolo con una sensación de vacío dentro de él.
"Ella se cansó", esa frase se repitió en la mente de Edward, pero la pregunta que él se hacía era: ¿Por qué después de tanto tiempo?
Con paso lento Edward caminó el pequeño trecho que había para llegar a la puerta de la casa, esta era como especie de una cabaña, pero tenía lo necesario y hasta más para la comodidad de cualquier persona. Las piedras hacían un leve crujido cuando Edward las pisaba con sus zapatos y la brisa que hacia producía un sonido junto con el susurrar de las hojas de los arboles cercanos, metió sus manos en los bolsillos de su pantalón de traje y siguió su camino.
Al llegar a la puerta sonrió con nostalgia, esa había sido su casa desde que formó su familia y ya de eso había pasado 8 años, los primeros 5 los había pasado con su esposa de los más feliz y los otros 3 con sus hijos y con su esposa. Él pensaba que poseía la familia perfecta y que no había otra cosa mejor que esa, pero el destino jugó con él de una manera que ni el mismo Edward tenía pensado, porque todo lo que había construido se había derrumbado enfrente de sus narices sin poder hacer nada, y aunque aún quedaban los pedazos de lo que fue y no pudo seguir, era imposible reconstruirlo.
Observó la mecedora que se encontraba en el porche de la casa y cerró los ojos reteniendo las lágrimas, esa mecedora, la misma en la cual millones de veces se había mecido junto con ella. ¿Por qué todo había tenido que terminar de esa manera?
Edward apartó su mirada de allí y buscó las llaves para abrir la casa, esta estaba un poco abandonada, y muchas hojas cubrían el suelo de madera.
Luego de unos segundos Edward Cullen entraba, después de un tiempo, a lo que había sido su hogar. Su mundo feliz.
Al entrar pudo ver que todo seguía igual a como lo había dejado: uno que otro mueble estaba descubierto y a estos los cubría el polvo, las telarañas que se encontraban en el techo se movían con la corriente de aire que se colaba en la casa.
Mesas y sillas cubiertas de polvo.
Dio otro paso y se adentró aún más hacia aquel sitio, observó todo a su alrededor y suspiró.
— ¿Por qué lo hiciste? —Susurró Edward a la nada —.Éramos felices, o por lo menos yo lo era, tenías todo, nada te faltaba y aun así…te fuiste.
La cabaña por dentro tenía una decoración muy cálida, todo era madera y piedra, con una chimenea en el fondo de la sala de estar, la cocina era grande y era moderna, pero sin desentonar con el tema de la casa; el pasillo que daba hacia atrás, aún mantenía en sus paredes colgadas las fotos de ellos a través de los años y al llegar al patio varios juguetes de sus hijos estaban oxidados, o con la pintura desvaída por el agua y el sol; arriba, en la segunda planta, 5 habitaciones, cada una con su propio baño, seguían manteniendo sus pertenencias, exceptuando la ropa y cosas de uso personal. Nadie quiso llevarse nada.
El lugar olía a viejo, pero a cada parte que Edward mirase le hacía recordar algo, por más insignificante que fuera ese recuerdo.
Él observó sobre su cabeza y sonrió, dando pasos largos y decididos llegó hasta arriba, al estar en el último escalón de las escaleras observó ese lugar ¿Cuántas veces no había utilizado esas paredes como punto de apoyo mientras tenía sexo con ella? Muchas, si esas paredes hablarán ocurriría el Apocalipsis. Sonrió para sus adentros.
La primera puerta era la habitación de huéspedes; la segunda era la habitación de música; la tercera, era la de él y la de ella, rápidamente caminó hacia allí y entró, millones de recuerdos lo invadieron y para no caer se sostuvo de la puerta, lo que lo descolocó por completo fue la gran foto que se exponía delante de él.
Solo pensar que ella se casaba con otro hombre en esos instantes lo ponía enfermo.
En la foto aparecía Bella, su esposa, o mejor dicho ex esposa y él.
Bella llevaba un hermoso vestido blanco de gasa y en sus manos un pequeño ramo de flores, sus rizos caían sobre sus hombros y sus ojos color chocolate brillaban con la felicidad impresa en ellos. Edward no estaba muy lejos de parecerse a ella, su traje blanco de etiqueta y su sonrisa de satisfacción en el rostro lo decía todo. Esa foto era del día de su casamiento, el mar de fondo les daba un contraste de tranquilidad increíble y el sol ocultándose por el horizonte los alumbraba, ambos sonreían hacia la cámara, con Edward rodeando la cintura de su, ya, mujer y Bella descansando sus manos sobre las de él. Sus sortijas de matrimonio eran delatadoras afirmando lo que la foto decía a gritos. Ellos estaban casados.
Edward recordó como la conoció y no pudo hacer más nada que sostenerse aún más fuerte de ese pedazo de madera.
…
—Tú eres Edward Cullen ¿cierto? —preguntó la adolescente de cabellos caoba y ojos achocolatados.
—Si —respondió él con una sonrisa radiante.
—Bueno, me gustaría que dejarás de atosigarme a la hora de deporte. No me gustas —y con eso Bella se fue dejando completamente noqueado a un Edward pretencioso.
Él se encontraba cursando el último año en la preparatoria, igual que ella y ambos estudiaban juntos, la chica llevaba viviendo en Forks desde hacía ya dos años, pero Edward nunca le había prestado atención hasta que al comenzar el último año chocó con ella y observó sus hermosos ojos.
Él se podía describir como el típico capitán del equipo de basquetbol y el común niño de: "yo tengo a todas babeando por mí", cosa la cual no le agradaba a Bella para nada.
En cambio ella era una chica tranquila de casa, que era simplemente feliz leyendo un libro, o pasándola bien con sus amigos; a pesar de que era tranquila, le gustaba irse de juerga de vez en cuando y hacer cosas rebeldes, pero como ella decía "había tiempo para todo" y ella sabía cuándo comportarse decentemente y cuando ser una jodida perra al estilo de "si no me gustas vuélate"
Edward para Bella era otro más del montón, pero todo cambio cuando ella chocó contra él el primer día de clases de su último año escolar.
Bella siempre lo había visto tan egocéntrico que eso la repelía, pero pronto se daría cuenta que no era así.
…
Bella llegaba tarde a su primera clase del nuevo ciclo escolar, su último curso, sus manos estaban ocupadas con su morral y con cuadernos de todos los tipos, y para rematar su móvil se le estaba saliendo del bolsillo a punto de caerse, se encontraba luchando con todo lo que traía encima cuando un cuerpo más o menos fornido impactó contra su cuerpo, haciendo que ella cayera al suelo desparramando en el acto: cuadernos, celular, y morral.
— ¡Por el amor de Dios! —Gritó ofuscada comenzando a recoger todo rápidamente — ¡Genial, primer día de clases y llegó tarde! —refunfuñaba para sí misma con los dientes apretados, estaba recogiendo los cuadernos cuando unas manos níveas, que ella reconocía muy bien, le tendieron su móvil. —Gracias —masculló todavía enojada.
—De nada —susurró esa voz aterciopelada. Ella levantó su vista y se encontró con una sonrisa deslumbradora.
Sin decir nada Bella se fue dejándolo medio atondado en medio de la entrada del instituto, la expresión de estupefacción en el rostro de Edward era evidente y la indiferencia de la chica era exasperante.
…
Luego de eso Edward le preguntó a todos sus amigos acerca de la chica de ojos chocolates, al conocer su nombre comenzó a cortejarla, bueno, si es que eso significa enviarle cartas secretas, mirarla de manera penetrante en la hora de deporte y hacerla la chica más popular del instituto, si eso quería decir eso, entonces sí, la estaba cortejando.
Pero mágicamente ella no le correspondía, la chica era dura de roer y por más que Edward hiciera lo que hiciera, no obtenía resultados, hasta el baile de promoción.
…
El salón estaba atestado de adolescentes exultantes por haber terminado otro ciclo de su vida, trajes de etiqueta y de marca hacían juego con los hermosos vestidos que las mujeres usaban ese día, todos tenían una pareja, incluyéndola a ella, menos Edward, no había querido llevar a nadie como su pareja, porque si no era Isabella Swan entonces no era nadie.
Pero ella estaba allí, con un estúpido tocándole su hermoso cuerpo, se encontraba radiante, con ese traje negro ceñido a su cuerpo, y los cristales que adornaban dicho vestido alumbraban su rostro haciéndola parecer un ángel, porque eso era ella, un Ángel caído del cielo para él, o por lo menos a Edward le parecía así.
Él mantenía un vaso con cóctel en su mano y su vista no se apartaba de Isabella. Edward había agotado todas sus instancias y ninguna le había dado resultado.
La bola que colgaba del techo giraba sin parar, la música sonaba de manera pegajosa por toda la estancia y las personas se movían al compás de esta sin impórtales más nada que el baile.
—Suficiente —se dijo Edward arreglando su traje color borgoña y su corbata del mismo color.
Varias chicas de cursos inferiores lo miraban con deseo en sus ojos, pero él solamente quería a una en específico, en esos momentos se dio cuenta que de nada le había servido ser el capitán del equipo de basquetbol, ni ser el más popular por lo tanto haría lo último que le quedaba y eso era mostrarse tal cual era.
Se dirigió hacia donde ella bailaba y la tomó del antebrazo.
—Bella, ¿Puedo hablar contigo un momento? —ella se dio la vuelta y lo miró para ofrecerle una sonrisa burlona.
— ¿Dígame, Capitán? —inquirió ella.
— ¡Es suficiente! —murmuró él en voz baja, no quería llamar la atención de nadie.
—Estoy bailando con mi pareja, por si no te has dado cuenta —le informó ella para luego darse la vuelta e ignorarlo.
—Claro que me di cuenta, pero necesito hablar contigo —le repitió bajando su cabeza a la vez que movía sus pies de un lado al otro, pero no recibió respuesta alguna, cuando levantó su mirada Bella caminaba lejos de él con el otro chico cogidos de la mano.
Algo dentro de él se removió y supo que no podía esperar más, con la determinación presente en su mente caminó hacia ella, la tomó de la mano libre, le dio la vuelta y tomó su nuca con su otra mano para plantar sus labios contra los de ella. Al principio Bella forcejeó un poco, pero a medida que Edward iba tomando el control del beso, ella se iba doblegando, todos en el salón de fiesta se dieron cuenta de la escena y muchos de los amigos de Edward vitoreaban con emoción, entre ellos Emmett McCarty, y las mujeres la observaban con odio profundo en su mirar.
Edward sonrió sobre los labios de ella para seguir besándola, el beso era de manera lenta, la estaba besando por primera vez, no podía ser un cavernícola tampoco. Poco a poco fue bajando el beso hasta convertirlo en nada.
— ¿Listo? —preguntó Bella con sus manos sobre el pecho de él.
— ¿Ah? —dijo desorientado.
—El beso, ¿listo? —explicó ella.
—No —contestó moviendo su cabeza.
—Ya, vale, me tengo que ir —Bella se apartó de él, pero Edward la jaló hacia él nuevamente.
—Bella, ¿Qué quieres que haga?, ya no sé qué hacer. Solo dime que hago y lo haré —le aseguró Edward mirándola con desesperación.
—Yo no quiero que…
—Me gustas y mucho, creo que ya te diste cuenta de eso ¿Por qué no te agrado? Lo he hecho todo, pero nada es suficiente para ti —musitó el adolescente.
—Tu no me gustas, ya te lo he dicho —Bella se encogió de hombros a la vez que daba un paso hacia atrás.
—Pero…
—No —dijo de manera tangente ella.
Ambos se quedaron en silencio, solamente viéndose.
— ¿Por qué me correspondiste el beso? —interrogó Edward cruzándose de brazos.
— ¿Para qué me dejaras en paz? —indagó ella.
—Bella ¡ya termina con esto y acepta lo que es evidente! —la voz de Alice, la hermana de Edward, rompió esa conversación.
— ¿De qué hablas, Alice? —preguntó su amiga con una mirada de terror. Alice Cullen era la única que sabía que Bella Swan gustaba de Edward.
Era la única persona que sabía que en el corazón de Bella solo había cabida para una sola persona y esa era Edward.
— ¿Qué demonios…
—Callé porque pensé que se lo dirías, pero estas cegada y eres terca, nunca aceptarás que él te gusta ¿tan malo es?, solo con verte, con verlos —se corrigió la joven pelinegra rápidamente —uno se da cuenta que se atraen mutuamente. Mi hermano ha hecho de todo, cosas que nunca pensé pudiera hacer, pero las hizo y ¿Qué haces tú a cambio? Nada, cuando te des cuenta será muy tarde y una vez cometido el error no hay marcha atrás. ¡Abre los ojos! Él no es lo que tú piensas. No lo estoy defendiendo, tú eres mi amiga y te amo, lo sabes, pero esto ha sido demasiado. —Ella observó a su amiga y luego a su hermano —. No me odies por esto. Lo siento —gesticuló con sus labios para presionar el botón rojo de una grabadora que tenía en mano, de esa pequeña cosa salió la voz de Bella diciendo:
"Si él se entera de esto considérate muerta, Alice Cullen, pero, sí, me gusta tu hermano. Me gusta Edward Cullen ¿Feliz?"
La grabación se cortó luego de eso y el rostro de Isabella Swan estaba rojo de la vergüenza.
—Alice —sollozó a punto de llorar, conteniendo las lágrimas, no quería llorar enfrente de todos sus compañeros, menos el día de su graduación.
—Lo siento —repitió su mejor amiga corriendo abrazarla, pero Bella salió corriendo de allí, su mayor secreto había sido revelado y con eso ella no se podría negar más a Edward, ya no.
—Espera —gritó Edward persiguiéndola fuera de allí, pero ella corría sin rumbo fijo, hasta que su tacón se enterró en la tierra del gran patio que los rodeaba —. ¡Detente! —ordenó Edward tomándola entre sus manos
—No…—murmuró ella cayendo sobre el césped.
—Ya, tranquila. Tú también me gustas, no te avergüences de eso ¿sí? —le pidió Edward sonriendo a la vez que la abrazaba por atrás fuertemente.
—Es que…no puedo —admitió ella.
— ¿Por qué? —los labios de Edward besaron el tope de la cabeza de la joven.
—Porque tú eres tú y yo soy yo —le explicó riéndose histéricamente.
— ¿Y? —repuso Edward.
— ¡No puedo! —jadeó ella deteniendo su risa abruptamente.
— ¿Gustas de mí? —preguntó Edward serio.
—Si —dijo dándose por vencida.
—Entonces no hay más nada que decir — y dicho eso ambos se quedaron abrazados bajo la fría noche de verano.
…
Edward ya se había recuperado del shock inicial y había caminado hacia la habitación, pasando por al lado de una repisa donde se encontraban más fotos de ellos juntos: Riendo en un parque, bajo la lluvia, en la playa, con sus amigos, entre muchas más.
Sonrió con nostalgia.
Luego de esa declaración un poco rara, Edward le pidió a Bella que fuera su novia y ella aceptó, juntos fueron a la misma Universidad y Edward escogió la carrera administración de empresas mientras que Bella había elegido periodismo.
Su relación iba viento en popa, y luego de un año de relación Edward le pidió matrimonio, obviamente Bella dijo "Si" y después de una improvisada ceremonia ambos estaban cansándose en una playa de L.A.
Al regreso de la luna de miel, los dos estaban de vuelta a su rutina, y los años pasaron ya casi no faltaba nada para que terminarán sus carreras y esos los tenía en una felicidad constante.
Edward pensó que al único lugar al cual él pertenecería sería donde estuviera Bella, así que decidió que lo mejor era comprar o hacer una casa y la hizo.
Es un lugar donde no me siento solo.
Es un lugar que siento como hogar.
La casa se construyó en Forks, rodeada de árboles y escondida en la espesura del bosque verde, donde solo se podía ver de noche las nubes grises o en sus momentos, que era la mayoría de veces, la lluvia caer rápidamente de los cielos.
Era todo lo que ellos deseaban, pues, tanto Bella como Edward dijeron que una vez terminarán sus carreras y dejaran el campus de la universidad vivirían en una hermosa cabaña, aunque esta no entraba en esa categoría, pues era de dos plantas y con aparatos de última tecnología.
La sonrisa de Bella al ver la sorpresa que su esposo le tenía no se podía comparar con nada más en el mundo.
Porque yo construí un hogar
Para ti
Para mí
Eran la típica pareja feliz, que tenían más de cinco años de casados y aún la relación seguía como al comienzo llena de amor, y felicidad por parte de ambos.
Todos los días era algo diferente, Edward iba a su empresa y Bella a su cadena televisiva, de días eran personas importantes y solicitadas, pero al llegar a casa y estar rodeados de la confortabilidad de muebles, chimenea y pasión, eran solamente Edward y Bella, dos personas que se amaban y que juntos comenzaban a formar una familia.
El tiempo pasó y con ellos nuevos integrantes a la familia llegaron, luego de haber convivido 5 años bajo un mismo techo, era hora de traer a nuevas personitas para que los acompañaran en su vida de casados y así fue.
…
—Estoy embarazada —le comentó Bella una noche que estaban frente a la chimenea, después de haberse amado con pasión.
— ¿Qué? —preguntó Edward sentándola sobre su regazo, Bella respiró hondo y le sonrió.
—Estoy embarazada. Seremos papás —explicó esperando la reacción de Edward.
—Estas… ¿Estas embarazada? —inquirió bajando su mirada hacia el vientre un poco abultado de su esposa.
—Sí, hoy el médico me lo confirmó tengo un mes de gestación y…—Bella aguardó silencio y una lágrima rodo por su mejilla.
— ¿Ocurre algo malo? —preguntó Edward frotándole los hombros.
—Son dos —musitó muy, pero muy bajo.
— ¿Dos qué? —la voz de Edward era apremiante.
—Serán dos bebés, mi amor. Tendremos gemelos —y la felicidad de Edward explotó en esos momentos. Él pensaba que ya estaba en el cielo, pero eso era el paraíso.
…
Y exactamente 8 meses después que Bella le diera la noticia a Edward, la pareja se encontraba en la sala de partos, con una Bella histérica y un Edward neurótico, pero tras 3 horas de trabajo de parto Elizabeth y Javier Cullen llegaron al mundo, la primera con rizos color bronce y ojos color verdes jade y el segundo con cabello color caoba y ojos de un color extraño, pues era la combinación del marrón achocolatado de su madre, con los ojos verdes de su padre. Eran hipnóticos, los dos poseían una tez blanquecina y a pesar de que eran gemelos, se podían diferenciar.
Involucrar a los bebés en su vida fue una dicha, los dos se turnaban para cuidar de ellos y cuando uno lloraba Bella se encargaba de calmarlo o Edward, mientras el otro dormía, y así fue como continuaron tres maravillosos años más hasta que todo se echó a perder o mejor dicho ella lo destrozó sin impórtales sus hijos, su matrimonio de casi 13 años, ni Edward, ni siquiera Bella se interesaba por ella misma, porque su egoísmo la hizo cometer cosas horribles, cosas que una mujer casada no debería hacer.
Hasta que desapareció
De mí, de ti
Edward observó por última vez su habitación y con un álbum de fotografías, que había recogido con anticipación minutos antes, salió de aquel lugar y esta vez sería para siempre, ya nada había allí, todo se había convertido en nada.
Y ahora es tiempo de partir
Y volverse polvo.
La puerta de esa habitación chirrió al cerrarse, pero era un capitulo que debía de terminar, ella se casaba y ya nada se podía hacer. Bella había decidido lanzar todo por la borda y por más que Edward trató de que no fuera así, no lo logró y ella terminó yéndose con otro, uno que no la llenaba de monotonía como Bella decía.
Afuera en el jardín donde plantamos semillas
Hay un árbol tan viejo como yo
De ramas cubiertas de verde
La tierra se elevó y tapó sus rodillas
Trepé el árbol para ver el mundo
Cuando el viento arreció para voltearme.
Con un fuerte suspiró Edward se dirigió hacia el cuarto de sus hijos, primero al de Elizabeth, su princesa, como él le decía, esta, por supuesto, seguía de igual manera, era como si la estuvieran inmortalizando o algo por el estilo. Sus peluches, su cama, su mecedora, su cofre, todo absolutamente todo estaba allí, un dibujo en el copete de su colcha llamó la atención de Edward, así que este se acercó y tomó aquel dibujo entre sus manos y no pudo retener más las lágrimas al ver que era.
En la pequeña hoja, con creyones de varios colores y con trazos pocos definidos, las figuras de 4 personas descansaban sobre esa hoja en blanco. El primer muñeco, el cual era de cuerpo largo, ojos verdes y cabello cobrizo, tenía encima de la cabeza la inscripción de "papá" con una letra muy grande y poco legible ante la vista de cualquiera, pero Edward era el padre de la niña que había dibujado eso y entendía lo que allí decía. La segunda era una mujer, obviamente, con el nombre de "mamá" bajos sus pies, ella usaba un intento de vestido y una sonrisa adornaba lo que un circulo trataba de parecer un rostro. Las siguientes dos figuras eran dos niños de apenas tres años de edad cada uno, agarrados de la mano y con la palabra "hermanos" a un lado de ellos, alrededor de la familia habían muchos intentos de corazones con creyón color rojo y una cielo azul sobre sus cabezas daba un bonito contraste con los demás colores. Edward sonrió, su familia, esa que tuvo y desapareció, por culpa de ella. Con extremo cuidado dobló la hoja y la escondió en su saco, la mandaría a encuadrar y la montaría en su nueva casa.
Y con eso salió de esa habitación limpiándose las lágrimas en el acto. Por lo menos sus hijos aún estaban con él.
La próxima habitación y la última era la de su hijo, al entrar lo primero que pudo ver Edward fue la gran pared que tenía pintada una pista de Basquetbol en ella, con muchos jugadores reconocidos, los colores predominantes en dicha estancia era el azul rey y el anaranjado, su cama estaba abarrotada de carros y pelotas de diversos colores y en una repisa al lado de la puerta del baño se encontraba una foto de Edward, Elizabeth y Javier jugando con las almohadas de plumas, la foto había sido tomada por Bella, y Javi, como le decían de cariño, se había empeñado con bastante ímpetu a que le pusieran esa foto allí.
El vacío que Edward sentía en el pecho era indescriptible, pero la vida continuaba después de todo y a pesar de que ella no estaba con él, Edward seguía amándola.
…
— ¡Edward! —llamó Bella desde el piso de abajo una tarde como cualquier otra, pero él se encontraba durmiendo a Elizabeth sobre su hombro, la nena no había parado de llorar desde que él había llegado a la casa y es que apenas esta tenía un año de edad.
—Arriba —gritó él haciendo que Eli se removiera un poco, pero él al meció y siseó y ella cerró sus ojitos nuevamente, Bella al entrar se quedó parada debajo del umbral de la puerta, con una sonrisa en su boca y una mirada de ternura.
— ¿Dando problema? —indagó ella dando un paso dentro del lugar para recoger varios juguetes que estaban en el suelo.
—Está muy intranquila últimamente, apenas llegué no se quiso despegar de mi —explicó Edward, caminando con Elizabeth de un lugar al otro para dormirla, mientras que su mano pasaba suavemente por su espalda.
—Sí, también me he dado cuenta, llamé a su pediatra por eso y me dijo que no era nada. Que a lo mejor es porque se la pasan todo el día dando que hacer, que al final de este están muy agotados y solo necesitan mimos —se explicó bella encogiéndose de hombros.
—Como si ya no la mimáramos —repuso Edward rodando los ojos, a la vez que se acercaba a la cuna de su hija y la acostaba con mucho cuidado allí, su carita de bebé estaba sonrojada de tanto llorar y su boca hacia un tierno puchero rompiéndole el alma a Edward.
— Duérmete mi niña, duérmete ya…—Comenzó a cantar Edward en voz bajaba dándole leve golpes en la espalda a Eli, está se calmó por completo regulando su respiración.
—Eres un excelente padre —comentó Bella poniendo sus manos en los hombros de Edward.
—Y tú una maravillosa madre —secundó Edward sonriendo, este se levantó de donde estaba para rodear a su esposa entre sus brazos y plantarle un beso casto y lleno de amor.
—Te amo —aseguró Edward mirándola fijamente.
—Yo te amo más —respondió ella con una sonrisa cegadora.
…
Y de pensar que todo era mentira, ella nunca lo amó, tal vez al principió si, pero luego, ya nada era igual.
Las cosas fueron cambiando, los bebés tenían ya tres años, y Edward y Bella no se veían casi, no se prestaban la atención necesario que deben prestarse todo marido y mujer, pero es que con los trabajos tan demandantes que los dos tenían, mas sus hijos, cuando estaban completamente solos, se encontraban lo suficientemente casados como para ponerse todos cachondos y hacer el amor, cosa que pasaba a un segundo plano, porque cuando ellos llegaban jugaban con sus hijos, los dormían y luego cada uno se daba una ducha y posterior a eso Morfeo los envolvió en sus mantas de sueño, hasta el día siguiente, donde todo era exactamente igual.
La rutina se repetía cada vez más y aunque Edward siempre le repetía a Bella que la amaba y que sería la única mujer para él, pareció no ser suficiente.
Cuando los ánimos andaban de buenas Edward trataba de buscarla, pero ella se excusaba con un "estoy muy cansada" "tengo jaqueca" o "me duele la cabeza" y a la final Edward se frustraba y no hacían nada.
A parte del cambio de actitud de Bella, otras cosas fueron sucediendo, como que ella llegaba más tarde de lo debido a casa y no estaba el tiempo suficiente con ellos, Edward siempre era el que leía los cuentos a los niños antes de dormir y por más que él se quedará despierto esperándola ella nunca llegaba. Cuando Edward pedía una explicación ella decía: "me salió un trabajo de emergencia" o "el director quiso que le prepara un proyecto para el día siguiente", eran excusas tan subliminales, , y Edward muy en el fondo sabía lo que pasaba, el problema es que él no se quería dar cuenta de que ya nada era lo mismo y de que algo sucedía en su matrimonio y las sospechas fueron confirmadas, cuando una tarde donde ella lo había llamado alegando que tenía una junta de trabajo tocaron a la puerta y Edward al abrir se encontró con un sobre dirigido hacía él.
Con la curiosidad a flor de piel, abrió el dichoso sobre y la primera foto lo impactó de sobremanera, tanto fue así, que en ese mismo instante soltó esa evidencia, dejó caer ese papel donde se veía claramente como ella le era infiel.
Bella su Bella, la persona con la cual llevaba 13 años de casada se besaba con otro hombre, uno que no era él y al parecer lo disfrutaba, pero eso no podía ser verdad, o eso era lo que se decía Edward dentro de su mente, Isabella nunca le haría eso a él, jamás.
—Esto no es verdad. Nuestro amor aún existe —susurró Edward temblando sin saber porque, armándose de valor volvió a tomar las fotos, las cuales eran muchas y de a poco las fue viendo y mientras más lo hacía más su negación crecía.
Me aferre tan firme como tú te aferraste de mí
Me aferre tan firme como tú te aferraste de mí.
Era imposible de creer, o al menos lo era para un hombre enamorado.
Las fotos mostraban besos, abrazos, salidas a comer y cada una tenía la fecha de cuando fueron tomadas, fechas en las cuales las excusas aparecían y sin saber por qué Edward lloró.
No sabía por cuanto tiempo, pero lo hizo hasta casi quedarse secó, solo detuvo su llanto cuando escuchó que abrían la puerta de la entrada y allí estaba ella, como si nada hubiera ocurrido, como si su engaño aún fuera secreto, como si él fuera un maldito cabrón siendo la victima de ella ¿Desde cuanto tiempo bella había estado engañándolo?
—Edward, ¿estás bien? —preguntó Bella al verlo con los ojos rojos y con una expresión de rabia en sus facciones.
—Dímelo tu —ordenó tirándole encima todas las fotografías que él había visto con anterioridad una y otra vez.
—Yo te lo puedo explicar —aseguró ella con voz temblorosa, a la vez que se acercaba a él, pero Edward se apartó.
— ¿Qué me vas a decir? ¿Qué todo es una farsa, un montaje, que no me viste la cara de imbécil? —Repuso Edward con sorna, a la vez que caminaba por la casa —. ¿Desde cuándo Bella? ¿Desde cuándo fallaste a nuestra promesa de amor? —le preguntó fríamente.
—No es como…
—Me cansé de buscarte, de tratar nuevamente de ponerle emoción a nuestra relación, porque lo admito, ya nada es lo mismo, pero es que no somos los mismos. Tenemos más responsabilidades.
—Yo tengo necesidades —gritó ella.
—Aquí estaba yo para dártelas, pero ¿Qué decías tú?, "estoy cansada" "me duele la cabeza" y que se yo cuantas mentiras más —Bella se abrazó a sí misma.
—Esto se volvió pura monotonía, yo no quería algo así. Tienes que entenderme —pidió Bella.
— ¿Cuándo pensaba decírmelo? —inquirió él.
—No planeaba decírtelo. Estoy cansada Edward —confesó ella llorando en silencio.
—Te di todo y no te importó ¿Cómo crees que me siento? ¿Cómo eres capaz de siquiera verme a los ojos, no te da vergüenza?
—No, no meda vergüenza, porque no me arrepiento de nada —y la verdad lo golpeó como un fuerte tsunami, hundiéndolo en su propia miseria cada vez más.
— ¿Ya no me amas? —peguntó Edward haciéndose el fuerte.
—No es lo mismo.
— ¿Lo amas a él? —Edward la miró esperando su respuesta y deseo nunca escucharla.
—Sí.
— ¿Qué pasará ahora? ¿Qué pasará con nuestros hijos, Bella? Son 13 años de casados, trece años amándote ¿Crees que todo será así tan fácil? ¿Tan rápido se te olvidaron todos los "Te amo" y todas las promesas de amor ¿Cómo siquiera pudiste dejar que otro te tocará? ¿Qué hay de mí? —cada pregunta que Edward hacía, no tenían respuestas, porque Bella estaba actuando por egoísmo.
—Él me ofrece algo que tú no haces. Es algo nuevo para mí, me ofrece diversión, aventura, algo creativo, refrescante y no la monótona vida que vivo diariamente contigo —Edward la tomó por los hombros y la zarandeó un poco.
— ¿Por qué esperaste tanto? ¿Por qué luego de 13 años te das cuenta que no me amas? Tenemos una familia construida, Bella. No puedes hacer esto, no puedes mandar todo por la borda.
—Yo solo necesito sentirme mujer, solamente eso —la mano de Edward se estampó contra el rostro de Isabella Swan y en esos instantes Edward supo que no podía seguir con eso.
— ¿Por qué luego de tanto? No es fácil dejarte de amar, ¿Por qué no me amas? Yo te hice mujer, tú me diste tu cuerpo a mí por primera vez y siempre fui yo, ¿Por qué ahora solo piensas en ti? ¿Sabes el daño que nuestros hijos sufrirán? Ellos…—y Edward no pudo más solo se abrazó al cuerpo de Bella sollozando como un niño pequeño al cual le habían quitado lo más preciado que tenía en la vida —. Yo te amo —confesó Edward en voz baja —Siempre lo haré.
—Yo lo hice, ahora amo a otro —la frialdad de Bella era innata y no había nada que se pudiera hacer contra eso.
Porque yo construí un hogar
Para ti
Para mí
—Quiero el divorcio —susurró Bella secándose las lágrimas.
— ¿De verdad lanzarás todo esto por la borda? —increpó Edward.
—No sabía cómo decírtelo, pero ahora que sabes todo, sí.
—Eres…—Edward no pudo terminar la frase porque una pequeña voz lo alertó.
— ¿Papi? —llamó Eli, quien venía bajando tallándose los ojitos con su mano,a la vez que baja por la escalera cuidadosamente.
—Cuidado, cariño —le advirtió su padre acercándose a ella, limpiándose los restos de lágrimas rápidamente.
— ¿Mami llegó? —preguntó la pequeña tendiendo sus brazos hacia su papá.
—Si —murmuró Edward apretándola contra su pecho.
—Hola, bebé —saludó Bella acercándose a su hija, pero Edward dio un paso hacia atrás deliberadamente.
—Los quieres, papis —farfulló casi de manera ininteligible Eli, acompañado de un bostezo y Edward tuvo que mirar hacia otro lado para retener las lágrimas.
—Yo te amo más —murmuró Bella tragándose el nudo que tenía en la garganta, una cosa era lo que estaba pasando con su esposo, y otra muy distinta con sus hijos.
—Siemple estalán juntos ¿veldad? —hoy más que nunca Elizabeth andaba preguntona.
—Date cuenta de lo que haces, no solo arruinarás nuestro matrimonio, sino la felicidad a ellos de crecer con una familia unida —le espetó Edward subiendo con Eli hacia la planta de arriba. —Eso puede ser pasajero, pero ellos serán para toda la vida. Siempre estaremos unidos —aseveró Edward para luego arrullar a Eli entre sus brazos.
…
Y a pesar de que hizo todo lo que estuvo en sus manos para seguir con ella por el bien de sus hijos no pudo, y el divorcio salió exactamente 6 meses después, donde ambos se compartían la custodia de los niños.
Con una última mirada Edward bajó hacia la primera planta, hizo todo lo que estuvo a su alcance y más, pero más grande fue el egoismo de Bella ylas ganas de sentirse "viva" nuevamente.
Y al parecer el divorcio no fue suficiente, 6 meses después en los periódicos salía que la gran Isabella Swan, ex esposa de Edward Cullen se casaba con un tal Jacob Black, con el cual era muy feliz y no era mentira, en la foto ambos posaban con una sonrisa radiante en sus rostros y en el pie de foto decía "No me puedo encontrar más feliz" Isabella Swan.
Hasta que desapareció
Para ti
Para mi
Al ver eso Edward supo que ya nada había y que lo mejor era aceptarlo y dar marcha con su vida.
Al llegar al piso de abajo unos ojos chocolates lo observaban con tristeza.
— ¿Qué haces aquí? —preguntó Edward, mirando su traje de novia blanco y su sortija de casada, una muy parecida a la que el aún mantenía en su dedo anular.
—Emmett me dijo que estaba aquí y me quiero despedir de ti —repuso ella rápidamente.
—Ya me voy —le informó él pasándole por un lado.
—Lo siento, Edward y mucho, pero ya encontrarás a alguien que te amé como te mereces —Edward Cullen se dio la vuelta y la miró con lágrimas en los ojos.
— ¿Crees que podré amar a otra persona, luego de haber vivido lo que viví contigo? Es imposible Isabella, nunca lo haré, solamente te amo a ti y a pesar de que tu no a mí, no importa. 3 años de casados, toda una vida junta y dos hijos en común no es algo que se pueda borrar como cuando uno se equivoca con él lápiz; fueron años y años, no horas.
—Lo sé.
—Aunque a ti se te hizo muy fácil ¿no? —preguntó él señalando su vestido.
—No es…
— ¿Eres feliz con él? —inquirió Edward, solo necesitaba saber eso.
—Si —murmuró ella.
—Eso me basta, el resto no importa. Siempre estaré allí para ti y sobre todo para mis hijos, tengo que superarlo por el bien de ellos, pero ten por seguro por lo más sagrado que tengo que son mis hijos que siempre te amaré así estés con otro —Edward se acercó y beso la frente de Bella aspirando pro ultima vez su aroma, ese que tanto el adoraba.
—Lo siento, Edward —murmuró ella nuevamente.
—Yo no —le aseguró Edward—. Toma lo hizo Eli, es para que por lo menor tengas un recuerdo de nosotros como familia, lo encontré en su cama —él sacó el dibujo y se lo dio, ella sonrió y comenzó a llorar —. Se supone que no debes de llorar, hoy es tu día, se feliz —le aconsejó Edward secando una lágrima que rondaba su rostro.
—Gracias —Bella lo miró a los ojos para apartarla rápidamente.
—Creo que ya debo de irme —repuso Edward.
—Encuentra tu felicidad —le aconsejó Bella.
—Ya la encontré una vez, pero así como vino se fue, ahora solo me quedan mis hijos. Te amo, Bella —farfulló Edward caminando hacia la salida.
—Te amo, Edward —fue su contestación, él sonrió con nostalgia.
—Lo sé —fue lo que se pudo escuchar por parte de él antes de que cerrara la puerta y ese capitulo de su vida culminara de una vez por todas.
Y ahora es tiempo de partir y volverse polvo.
Afuera Emmett lo esperaba con sus hijos dentro del auto para llevarlo al aeropuerto, era tiempo de comenzar nuevamente.
Al llegar hacia donde estaba su amigo, este le dio un gran abrazo y Edward lloró sin impórtale si eso lo hacía parecer menos hombre.
Era definitivo, construir un hogar cuesta, porque hay que hacerla con dedicación, esmero y amor, pero una vez está completamente construida nos damos cuenta que todo valió la pena, aunque con el transcurrir del tiempo veamos una grieta nos esperemos que esa grieta se convierta en un hueco más grande para repararla, porque a veces puede ser demasiado darte y cuando nos venimos a dar cuenta la casa que tanto nos costó crear se verá ante nuestros ojos hecha polvo, y esta no nos dará ni siquiera la oportunidad de volverla a construir, porque con los pedazos podemos volver a reconstruir el objeto, pero cuando tenemos solo cenizas ¿Qué hacemos?
Fanfiction en Facebook: Intentando volver amar
Por : Sharon Luna ValdezFanfiction en Facebook: Intentando volver amar
Advertencia: Recuerde que hay muchos fanfic en facebook, y no todos tiene una ortografía grandiosa, como todas, pero eso si, aquí publicaremos los que estén bien escrito en consideración de que no utilicen modismos a abreviaciones tipo MSM.
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Autora: By= iaru_98
Personajes: Edward y Bella/ Jacob y Nessie
Clasificacón: Fiction T
Ubicación: Facebook
Tipo de Fiction:
Capítulos: 1 ~ 10 -?
Estado: En proceso
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Habían pasado ya 25 años desde la ultimas vez que lo vi.
Me había ido a Volterra, con los Vulturis, después del nacimiento de Ness. Desde entonces vivíamos allí. Había empezado una relación con Alec, no como la que tenia con Edward pero una relación al fin y al cabo.Un día vi algo que jamas imagine.
¿Ahora que pasara con mi vida ¿Y con la de Ness?
¿Que pasara cuando tenga que luchar por mi vida y la de los demás?
"La familia estaba desecha.
Edward estaba en alguna parte de Africa, encerrado en si mismo. Carlisle ya no iba al hospital para estar para Esme. Esme casi no habla, hay que llevarle los animales hasta la casa. Emmett y Rosalie se fueron de nuevo de luna de miel a México ya que según ellos les vendría bien alejarse por un tiempo de la familia. Jassper se había ido con unos viejos amigos, de cuando estaba con Maria, ya casi no nos hablamos Yo estaba buscando el paradero de mi familia, hasta el momento no sabia mucho. Lo poco que sabia era que, tenia una sobrina de casi 90 años"
One-Shot de Hoy: Edward y la compra de Condones
Por : Sharon Luna ValdezOne-Shot de Hoy: Edward y la compra de Condones
Autora: Daya's Lullaby
Personajes: Edward
Clasificación: Fiction T
Ubicación: Fanfiction.net
Tipo de Fiction: One-Shot
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Mira tengo este de "pulpitos" que da una sensación increíble,es como la vejiga de oveja, Este de aquí es el "retardante" es muy bueno para los gatillazos, tu como primerizo de quedaría espectacular Te lo recomiendo, y tengo este de aquí que es de "sabores" yo el sabor a fresa lo utilizo como chicle-no se ni como demonios pero ella estaba inflando una una burbuja de chicle en mi oído.
"Respire varias veces.
Cálmate-me repetía a mí mismo.
Inhala y Exhala
Hay no que vergüenza… Me di la media vuelta para volver al auto.
iYa!
iSolo es un Condón!
No es nada del otro mundo"
"Entras, pides, pagas y Sales
Entras, pides, pagas y Sales"
Etiqueta :
FICTIONT,
One-Shot´s,
Drabble de Hoy: No quieres aceptarlo
Por : Sharon Luna ValdezDrabble de Hoy: No quieres aceptarlo
Autora: Miss Wong
Personajes: Jacob y Bella
Clasificación: Fiction T
Ubicación: Fanfiction.net
Tipo de Fiction: Drabble
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Porque cada vez que te hace ilusionar, –aún así, sabiendo que juega contigo –no puedes evitar sonreír. Porque cada acuchillada por su parte, se siente jodidamente bien.
Por eso, cada vez que Paul te dice "Caray, Jacob. No hace nada mas que joderte la vida, olvídala de una vez, chaval. Ella solo juega contigo", lo ignoras, haces como si no escucharas nada. Y te molestas. Porque sabes que Paul tiene razón. Ella solo juega contigo, rompe tu corazón cada vez que te dice que te necesita, y al día siguiente la vez tomada de la mano con él.
One-Shot de Hoy: Abrazame
Por : Sharon Luna ValdezOne-Shot de Hoy: Abrazame
Autora: ViryOS
Personajes: Edward y Bella
Ubucación: Fanfiction.net
Clasificación: Fiction T
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Un amor que no se consumó, una despedida dolorosa que terminó con la vida de dos personas y con la alegría de muchas otras… Tienes que saber qué es lo último que pido, que estoy desesperado y según mis latidos, no me queda mucho tiempo a mi favor…
Su romance con Bella era oculto por ambas partes, por ella porque tenía miedo de que sus padres la separaran de él, y por su parte porque no sabía si su madre se enojaría y pensaría que ya no le dedicaría tiempo a sus estudios y a su música. Cuando él cumplió 16 años y le detectaron la enfermedad, dejó de ver a su amada por un tiempo y ella se preocupó por él, el día que se vieron de nuevo él ya había decidido ocultarle a su Bella la enfermedad que tenía, porque no quería verla sufrir y le mintió al decirle que estaba tomando clases de música en una escuela de Port Angeles y por eso no se podrían verse con la misma frecuencia, una cabizbaja Bella lo aceptó y ambos juraron que eso no acabaría con su amor.
Fanfiction de Hoy: Terapia familiar al estilo Cullen
Por : Sharon Luna ValdezFanfiction de Hoy: Terapia familiar al estilo Cullen
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Autora Original: VJGM
Traductora: Giselita
Link de fic en ingles: Family Therapy Cullen Style
Personajes: Los Cullen
Clasificación: Fiction T
Ubicación: Fanfiction.net
Tipo de Fiction: Fanfic-Traducción
Capítulos: 1 ~ 17
Estado: Terminado
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La risa en la sala se hizo ensordecedora para cuando terminé. Alice se mofaba de que quería convertirse en 'frutarían' en vez de vegetariana. Emmett y Edward dejaron de respirar, arrodillados mientras reía el nombre del terapeuta sexual. Jasper estaba bastante orgulloso de su confesión de ser vampiro. Rosalie estaba un tanto furiosa ante el rechazo. Bella respiró aliviada de no haber sido mencionada en lo mas mínimo.
"¿Te sientes mejor querido?" dijo Esme con una suave palmada en mi espalda.
"Si, el nos despidió primero…me siento libre de la culpa que estuve cargando. Chicos, necesito algo de ayuda antes de irnos." Mire a mis hijos que hacían un intento por tranquilizarse, pero estaban bastante descontrolados, mire a mis hijas quienes solían ser lo mejor para este tipo de cosas.
"Alice y Rosalie, necesito su ayuda." Llamé a las chicas para darles las instrucciones. Una vez que su trabajo estuviera completado nos iríamos a Alaska, y tomaríamos nuestras bien merecidas vacaciones.
Fanfiction de Hoy: La chica del gorro azul
Por : Sharon Luna ValdezFanfiction de Hoy: La chica del gorro azul
Autora: Hey vampire girl
Personajes: Edward y Bella
Clasificación: Fiction T
Ubicación: Fanfiction.net
Tipo de Fiction: Fanfic
Capítulos: 1 ~ 23-?
Estado: En proceso
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Ella, una estudiante de Periodismo que vive en el Soho y necesita un trabajo para pagar el alquiler. Él, estudiante de publicidad y pintor, vive en el barrio más caro de Londres y necesita una niñera para su hermana.
"Bella salió del despacho con una gran sonrisa, dispuesta a volver a casa cuanto antes y dormir durante días para recuperarse de la falta de sueño de los exámenes. Había tenido una larga charla con Gianna y, tras muchas preguntas y respuestas, había conseguido el trabajo. El acuerdo era que Bella pasaría todas las tardes y algunos fines de semana con Ariadne, la hija de dos añitos de Carlisle, y ayudaría en la cocina o en cualquier tarea de la casa cuando se la requiriera.
Justo cuando se estaba colocando de nuevo el gorro de lana azul mientras tarareaba una canción, sintió cómo alguien tiraba levemente del bajo de su vestido. Bajó la mirada y sus ojos se encontraron con dos grandes y brillantes luceros verdes que la miraban fijamente, acompañados de una sonrisa traviesa."
One-Shot: No te puedo besar
Por : Sharon Luna ValdezOne-Shot: No te puedo besar
Autora: Maryel Tonk
Personajes. Alice y Jasper
Clasificación: Fiction T
Ubicación: Fanfiction.net
Tipo de Fiction: One-Shot
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Jasper extraña mucho a Alice cuando está en el instituto.
"Me senté bajo un gran árbol y no pude evitar que los recuerdos vinieran a mi mente, obviamente de todo lo que he vivido con mi pequeña Alice, desde que estoy con ella mi paso por este mundo es mejor, yo soy mejor ya no tengo remordimientos por matar a personas para alimentarme, me sigue costando trabajo controlarme pero ya es más tolerable, como nos comentó Edward "el dominio de la mente sobre la materia", tal vez tarde más tiempo en dominarlo que él y nunca llegue a tener el dominio que tiene Carlisle, pero estoy satisfecho con lo que he logrado y lo más importante Alice está contenta conmigo."
One-Shot de Hoy: La Promesa
Por : Sharon Luna ValdezOne-Shot de Hoy: La Promesa
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Autor: Ro-Ro Hale Personajes: Edward y Bella Clasificación: Fiction T Ubicación. Fanfiction.net Tipo de Fiction: One-Shot |
"Sentí un apretón en mi mano y fui sacada como por cuarta vez de mis pensamientos, volteé para todos lados desconcertada de donde estaba, hasta que al fin logre saber donde me encontraba y una dos cosas de las que me di cuenta fue, uno la ceremonia había avanzado tanto sin darme cuenta que ya me estaban preguntando si aceptaba y la segunda Alice ya no estaba."
Fanfiction de Hoy: El Verdugo con Piel de Seda
Por : Sharon Luna ValdezFanfiction de Hoy: El Verdugo con Piel de Seda
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Autora: Keep Calm Now
Personajes: Edward y Bella
Clasificación: Fiction T
Ubicación: Fanfiction.net
Tipo de Fiction: Fanfic
Capítulos: 1 ~ 2 -?
Estado: En proceso (Iniciando)
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"Siento una riza proveniente de alguien adelante. Enfoco la vista, nunca lo había visto en mi vida.Camine más deprisa intentando alejarme de él, pero algo no sabía que era me resultaba atrayente haciaSu extraña apariencia me dejo desconcertada ¿quién era él? Sus ojos de un inquietante color negro, que era casi imposible distinguí la pupila. Sus dientes eran de un perfecto color blanco, me sonrió y yo quede petrificada. Su cara era de un ángel, pero estaba segura de que estaba enfrente a mi verdugo.Quedamos cara a cara, él tenía una expresión fría y distante. Una ira incontrolable creció sobre mí. ¿Qué se creía él?"
Fanfiction en Facebook: La Niñera: ¿Quien Dijo Que Es Fácil?
Por : Sharon Luna ValdezFanfiction en Facebook: La Niñera: ¿Quien Dijo Que Es Fácil?
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Autora: Tefy
Personajes: Edward y Bella
Clasificación: Fiction T
Ubicación: Facebook
Tipo de Fiction: Fanfic
Capítulos: 1 ~ 10 -?
Estado: En proceso
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Quien dijo que ser niñera es fácil? Pues quien lo haya dicho que se ¡valla ala M*erda! ¿Saben lo que se siente estar con niños las 24 horas del día? No...ya me lo imaginaba, es ¡Horrible!
"Camino detrás del señor Cullen, silenciosamente parece mas que molesto no le entiendo por que esta molesto, «posiblemente, por que creyó que su hija de 12 años, casi 13 escapa de su propia casa ¿quizás sea eso?» me reprendo mutablemente, por que hago esa pregunta tan estúpida. "
Songfic de hoy: Safe and Sound
Por : Sharon Luna ValdezDe la ganadora en "Fanfiction En Las Sombras Awards" en la categoría de Songfic, te traemos"Safe and Sound"
Autora: Day Sweet
Personajes: Edward y Bella
Clasificación: Fiction T
Ubicación: Fanfiction.net
Tipo de Fiction: Songfic
Canción:Safe and Sound-Taylor Swift
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«I remember tears streaming down your face
When I said I'll never let you go»
« Recuerdo las lágrimas cayendo por tu rostro
Cuando dije que nunca te dejaría ir»
La lluvia caía estrepitosamente, Edward se preguntó internamente si debería esperar o salir corriendo sin importarle que apenas llevaba dos horas en el hospital, dos horas, dos malditas horas, en las que había dejado de buscar, porque había cometido la estupidez de haberse golpeado la cabeza como un completo idiota.
Había sangrado.
Pero le dolía más la idea de no saber en qué condiciones se encontraba su pequeño ángel: Bella.
Un día en el que ninguno de los dos se imaginaba que ocurriría algo así, los caminos de ellos se unieron de una manera extraña; él, un desempleado guardaespaldas que caminaba por Manhattan con su ceño fruncido y su mente perdida y ocupada en sus preocupaciones, la muerte de su madre lo tenía aun deprimido y había caído en la soledad sin pensar en que su padre lo necesitaba; él estaba arrepentido, pero tenía miedo. Edward cruzó la calle con sus manos metidas en sus vaqueros a causa del frio, la navidad se acercaba y el frio era cada vez más fuerte, hasta llegaba temblar a causa de las bajas temperaturas en las que se encontraban, el clima cada vez cambiaba, el mundo estaba distinto, y la gente con los nervios de punta. Tantas desgracias ocurridas en países vecinos estremecían a cualquiera.
Pero a él no le importaba, él solo quería estar solo en su amargura.
Esme había sido una buena mujer, una madre excepcional, cariñosa y aventurera, su dulzura era contagiosa al igual que su sonrisa, pero Dios se la había llevado y Edward tenía que aprender a vivir con eso.
Entró a una pequeña tiendita y ojeó rápidamente para conseguir cigarrillos, era una estúpida adicción que había adquirido y no podía dejarlo. Negó con la cabeza y recordó como su madre lo regañaba al verlo fumar y lo halaba de sus orejas.
Quizá debería haberlo dejado desde hace mucho.
Al pagar y salir, sus ojos quedaron abiertos como platos al notar la silueta de una joven forcejeando con un tipo en un callejón muy escondido de las personas que caminaban por la calle, aparentemente, el maldito hombre de cabello largo quería llevarse a la chica a algún lado, y ella, aunque era evidente que no podría contra él, seguía luchando mientras gritaba.
Edward echó a correr hacia la ubicación de la chica y se permitió abiertamente proporcionarle un empujón al hombre al notar que éste intentaba tomar en sus brazos a la frágil chica, y ella, al ver al chico cabello cobrizo, luchar para defenderla, las lagrimas de agradecimiento se hicieron presentes y pudo ser testigo en como Edward golpeaba al maldito desgraciado y la salvaba de lo que sea que ese maldito quería hacerle.
Edward le proporcionó un puñetazo en la mandíbula del hombre y éste cayó al suelo gritando del dolor.
El cobrizo es fuerte, pensó Isabella aún temblando de miedo y tendida en el frio suelo.
— ¡Ay! —exclamó el hombre quejándose de dolor.
— ¡Para que aprendas a no aprovecharte de una mujer, maldito! —exclamó Edward enfurecido, lo primero que su madre le había enseñado era saber ser un caballero, y le molestaba que alguien estúpido se quisiera pasar de listo con una mujer.
Edward le tendió la mano a Isabella para ayudarla a levantarse.
—Gracias —sollozó Isabella bajando la mirada apenada, si algo hubiese ocurrido era solo por su culpa.
La penetrante mirada de Edward incomodó un poco a Isabella y tuvo que centrarse en los orbes esmeralda que la observaban con cautela, la pequeña venda en la muñeca de la chica lo preocupó, pero no fue capaz de preguntar, ya que solo se concentró en los achocolatados ojos pertenecientes a la hermosa princesa frente a él, se veía tan frágil y tan sola que no pudo evitar sentir curiosidad, pero supo que su cara era completamente familiar para él.
— ¿Te conozco de algún lugar? —preguntó el cobrizo sin despegar su mirada de la de ella.
—Uh… no, bueno, si ves la televisión supongo que sí —ella sonrió pero con tristeza—, mi madre es Reneé de Swan.
Inmediatamente Edward la reconoció.
—Oh. ¿Eres Isabella Swan? ¡Vaya! Es completamente extraño que estés por estos lugares sola, sin seguridad… —Isabella frunció el ceño cuando Edward dijo aquello, había actuado como una estúpida, él tenía razón.
La hija de la famosa y glamurosa Renné Swan, la creativa y carismática escritora del momento, en una calle completamente sola e insegura, era una completa locura.
¿Cómo fue capaz de burlar toda la seguridad de la casa, solo para salir a caminar en una de las calles más peligrosas de Manhattan?
—Me escapé de casa —dijo apenada, tenía diecisiete años y nunca le habían permitido salir sola, se sentía hostigada.
Edward abrió sus ojos como un par de platos.
—Estoy perdida —volvió a confesar Isabella, sintiéndose estúpida.
—Te llevaré a tu casa —ofreció Edward caballerosamente—, pero debemos caminar.
Ella rió abiertamente y asintió aliviada, confiaba en ese hombre, y no sabía la razón, apenas lo conocía pero sabía que era bueno, su sonrisa y su mirada lo delataban, era como ver el reflejo de su alma pura y dulce, su sensatez era palpable.
Edward al escuchar la risa de aquel ángel sintió que su mundo cambiaba, aquella pequeña niña había despertado una infinita ternura que a sus veintiún años nadie había podido lograr despertar, ella era como un pequeño ángel que su madre había enviado y por primera vez en meses, Edward sonrió sincero.
Ahí fue cuando sus vidas cambiaron.
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Edward suspiró profundamente y luego se quejó cuando el dolor apareció en su dorso, estaba herido, la cabeza le daba vueltas a causa de los golpes y su brazo izquierdo estaba fracturado, pero podía caminar y buscarla, él había prometido que la cuidaría, que nunca la dejaría sola, ese rostro de ángel no merecía estar desamparado, él era su protector y no podía quedarse ahí, pero también era imposible salir del hospital por ella, las calles estaban abarrotadas de policías y bomberos y hasta rescatistas, buscando a gente desaparecida, mientras que los familiares gritaban de dolor al escuchar las perdidas, era una horrible catástrofe, y le dolía saber que él estaba en peores condiciones: sin su Bella.
¡¿Por qué demonios tuvo que haberse golpeado cuando ya casi salían?!
¡¿Por qué no la encontraron a ella en vez de a él?!
Él hubiera encontrado la forma de salir, pero Isabella no podría sola, ella no podía estar encerrada.
¿Por qué tuvo que ocurrir aquello cuando por fin había encontrado una hermosa razón para seguir luchando?
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El ángel sollozaba en su habitación mientras que su protector la escuchaba en la puerta de su habitación, sin ser capaz de entrar, el protector apoyó su cabeza en la fría puerta mientras que sus lagrimas comenzaban a salir, le dolía profundamente que aquel hermoso ángel tuviera que vivir aquella pesadilla.
¿Qué no daría el protector por salvar a su ángel y vivir ese dolor por ella?
Los sollozos aumentaron cada vez más, algo que, estremeció a Edward.
— ¡Bella! ¡Bella!
Ella no respondió.
— ¡Oh no, Bella! —gritó preocupado y comenzó a azotar la puerta a golpes, utilizaba toda su fuerza, con furor y angustia, la puerta se abrió y Edward corrió al baño donde Isabella se encontraba.
Ella lo había hecho de nuevo.
La sangre se corría por las muñecas de Bella y ésta se encontraba con su cabeza apoyada en sus rodillas mientras que sollozaba entrecortadamente.
Comenzó a tambalearse, y justo cuando Edward la tomó en sus brazos, ella desmayó.
— ¡Oh no, Bella, por favor, por favor despierta, por favor! —suplicó Edward con voz entrecortada, Isabella estaba pálida y sus ojeras eran notables, la pequeña hojilla cayó al suelo ensangrentada, Edward rápidamente corrió al automóvil.
Edward llevaba un año trabajando para los Swan, era el guardaespaldas de Isabella Swan, la hija de la escritora y el director de cine que nunca estaba en casa con su familia.
Edward había amado en silencio a la pequeña chica que se encontraba en sus brazos, ella no lo había notado, no se había percatado de ese amor, ese amor que podía salvarla, ella solo se sumía en su propio dolor y no sabía que había alguien que daría su vida por borrar sus heridas y hacerla feliz.
Isabella se cortaba, era una forma de desahogar su dolor —sabiendo que estaba mal—, pero no podía dejarlo, Isabella desde pequeña fue distinta, ella siempre vivió una miserable vida que no le pertenecía, y odiaba sentirse infeliz, a su corta edad, pero amaba a Reneé y a Charlie, aunque no fuesen sus padres biológicos.
Pero, ¿Qué hacer cuando se entera de que su amada madre ha sufrido un accidente en avión a causa de las terribles lluvias que han traído varias muertes?
—Bella, te amo.
Edward depositó a Isabella en el asiento de lado y arrancó el auto para llevarla al hospital más cercano, sabiendo que el tráfico era horrible, la situación era confusa pero catastrófica, y él tenía miedo de perderla, Edward acariciaba la mano del ángel mientras se abofeteaba internamente por no haber azotado la puerta antes, quizá no había ocurrido nada.
—Edward… —murmuró Bella abriendo los ojos cuando éste la llevaba en brazos hacia el hospital, las enfermeras actuaron enseguida al notar como la joven sangraba—. Edward —repitió débilmente.
A Edward se le encogió el corazón.
—Bella, estoy aquí —le dijo con amor y dolor, ella apenas y tenía conciencia—, yo te cuidaré.
—Edward… no me dejes —musitó cuando la depositaban en la camilla—, n-o, no… no me dejes aquí a solas —pidió, Edward sollozó y se apresuró a besar la mejilla pálida de ella para responderle:
—Jamás lo haría, tú eres mi mundo, Bella.
Y ella cerró los ojos.
Se la llevaron a sala de emergencias y él intentó entrar con ella, pero los enfermeros se lo impidieron.
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«When all those shadows almost killed your light
I remember you said, "Don't leave me here alone"
But all that's dead and gone and past tonight»
«Cuando todas esas sombras casi destruyeron tu luz
Recuerdo que dijiste, "No me dejes aquí a solas"
Pero todo eso está muerto, se ha ido y es pasado esta noche»
Edward lloró silenciosamente recordando lo que había prometido un día, y lo que ahora no había cumplido, él no estaba con ella, él no le había dicho de sus sentimientos, ella no merecía estar sola, ella lo necesitaba, así como él necesitaba de su ángel.
— ¡Edward! —exclamó la voz de Emmett cuando entraba por la puerta rápidamente, Emmett era su amigo, también guardaespaldas y se acababa de enterar de lo que había ocurrido.
Edward limpió sus lágrimas e intentó incorporarse, pero le dolían las costillas.
—Emmett —le saludó con voz apagada—, ¿Cómo te enteraste? —preguntó solemnemente.
—La noticia está en todas partes, y he utilizado mis medios para encontrarla —Edward le agradecía lo que estaba haciendo, era el mejor amigo del mundo—, espero tendremos noticas, el señor Swan también ha intentado por todos los medios encontrarla.
—Emmett, gracias —El grandulón asintió mientras Edward hablaba—, pero necesito algo más.
—Lo que quieras, hermano.
—Ayúdame a salir de aquí —le dijo rápidamente, sin dejar de apartar la vista de su amigo—, necesito ir por ella.
— ¡Edward, estás loco! —Exclamó negando rotundamente con la cabeza—, no haré eso, no, estás herido, puedes lastimarte, no puedo.
—Emmett, no quiero quedarme aquí, ella me necesita —le hizo saber mientras fruncía el ceño—, ¿qué harías si la persona que amas está desaparecida?
Emmett abrió los ojos, casi que se le desorbitaron.
— ¿La amas? Edward, ¿estás enamorado de Isabella Swan? —preguntó todavía sin poder creerlo, Edward asintió y Emmett no supo que decir a eso, las cosas cambiaban, pero tampoco quería que Edward se lastimara aún más, tanto física, como emocional y sentimentalmente.
—La amo, la he amado en silencio y he estado con ella en las situaciones más difíciles de su vida, y ella en las mías, es mi apoyo, es mi ángel…
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.
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—Edward.
Nadie respondió…
La oscuridad se encontraba impregnada en aquella habitación de hospital, era la tercera vez que asistía por la misma razón, pero Edward siempre llagaba a tiempo, él la protegía.
—Edward —le volvió a llamar, pero no era consciente de que su voz era solo un murmullo.
Intentó incorporarse pero al intentarlo unas manos se lo impidieron, era él.
— ¡Edward! —sollozó y él besó su frente en la oscuridad.
—Siempre estuve aquí, dormido —le dijo su dulce y aterciopelada voz—. Nunca te dejaré, Bella.
Isabella sabía que era verdad, Edward la amaba como si fuese su hermano y ella se sentía a salvo junto a él, era único en su vida.
—Edward, gracias.
Sus lágrimas mojaron sus mejillas.
—No agradezcas algo que me sale del corazón —acarició las mejillas de Bella con sus dedos—, prometí que te cuidaría.
Ella lloró como una niña pequeña.
—La extraño —dijo en sollozos—, Reneé era mi madre.
—Te entiendo Bella, lo sabes, pero tu madre jamás querrá que te lastimes de esa forma, ¿por qué no pensaste en el daño que te ibas a hacer, a ti misma, a tus padres, a mi?
Ella frunció el ceño.
—No quería lastimarte…
—Bella, no sabes las veces en las que he querido arrancarte todo el dolor que hay en ti, quisiera vivirlo yo mismo, pero a pesar del dolor, cortarte no es una solución… —Edward la miraba fijamente mientras hablaba, Isabella escuchaba atentamente, sabía que él tenía razón, pero ella era débil y estúpida.
— ¡Oh, Edward, cuanto lo siento! —lloró tan fuerte que Edward se estremeció y se apresuró en arrullarla.
—Ahora estarás bien, yo estaré aquí, estarás bien.
Besó su cabello y comenzó a cantar aquella nana para tranquilizarla…
« Just close your eyes
The sun is going down
You'll be all right…»
« Simplemente cierra tus ojos
El sol se está poniendo
Estarás bien…»
Isabella siempre había sido más frágil de lo que aparentaba, ella desde pequeña sabía que Reneé en realidad era su tía, y que su madre biológica —la hermana de Charlie—, la había abandonado cuando apenas tenía dos meses de vida, ella nunca fue capaz de soportar la idea de que su madre no la quisiese, pero pensaba en que el amor de Reneé no tenia comparación alguna, ella había luchado por sacar adelante a Bella, aun sabiendo que no era de su sangre, la trató como a sus demás hijos —Jasper y Rosalie— los cuales no se encontraban en el país.
Bella comenzó a cortarse desde que tenía dieciséis, no sabía exactamente cuál es la razón por la que lo hace, quizás tanta presión o angustia, ella nunca había sido normal, y no quería serlo; siempre se mantuvo alejada, asustada, no quería entregarle el corazón a alguien, y que luego la abandonaran a su suerte.
Pero había pasado todo lo contrario con sus padres, sus hermanos y… Edward.
Charlie cada vez viajaba más, Reneé por su parte había estado más concentrada en sus libros y sus hermanos ya estaban en la universidad en Roma, una enorme distancia los separaba y ella estaba sola y encerrada, entonces cuando decidió escaparse, él apareció…
Edward la buscaría por todos los medios necesarios, pero, ¿Cómo hacerlo cuando se encuentra en ese estado, herido, golpeado, pero decidido?
— ¡Edward, Edward! —musitó Alice cerca del rostro del joven, éste abrió lentamente sus ojos, encontrándose con una pequeña chica de cabello azabache, ella le sonrió de medio lado y él pestañeó para terminar de despertarse.
— ¿Ahora? —preguntó, la pequeña Alice asintió con la cabeza.
—Aunque no estoy de acuerdo con esto, mi hermano me pidió ayuda —repuso la pequeña amablemente, mientras que Edward comenzaba a levantarse y quejándose por el dolor, pero el cobrizo ignoró por completo las molestias y tomó la bolsa que Alice sostenía en sus manos y se dirigió al baño.
—Gracias —le dijo sinceramente a la hermana de Emmett, la cual asintió con la cabeza conforme Edward entraba al baño y optaba por vestirse.
Emmett había aceptado ayudarlo, y Alice también.
Al terminar de vestirse salió del baño y comenzó a musitar:
—Si algo sale mal… solo… solo gracias…
Alice negó enérgicamente con la cabeza.
—Todo estará bien, Emmett y yo iremos a donde sea contigo, conozco a Isabella las veces que ha venido aquí, y se ha convertido en mi amiga —le hizo saber Alice, con sus ojos humedecidos, ella hacia sus pasantías en el hospital y conocía a Bella.
Edward agachó la cabeza, apenado.
—Gracias.
Al lograr salir del hospital, el jeep de Emmett ya estaba estacionado en la salida, ambos chicos se montaron en el auto y éste arrancó rápidamente hacia la mansión Swan.
O lo que quedaba de ella.
Edward frunció el ceño…
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Isabella despertó con lágrimas en los ojos…
—Edward, tengo miedo.
—Yo te cuidaré.
Edward abrazó por la cintura a su ángel y ésta se acurrucó más a su lado, en la cama de hospital, como dos almas gemelas…
—No quiero dormir —dijo Bella con un hilo de voz—, tengo pesadillas.
Aparentaba ser una niña asustada y desamparada, Edward la abrazó mucho más.
—No las tendrás, lo prometo.
— ¿Prometes quedarte, Edward? —Preguntó ella ahora con una pizca de ilusión, Edward sonrió con ternura cuando ella volteó y lo miró fijamente a sus ojos—, ¿lo prometes?
—Lo prometo —su sonrisa era gigantesca, pero sus ojos serios, trasmitiendo la realidad de sus palabras, Bella lo abrazó y se acurrucó en su pecho.
—Te quiero, Edward.
Y él la amaba.
«No one can hurt you now
Come morning light
You and I'll be safe and sound»
«Nadie puede herirte ahora
Ven luz de la mañana
Tú y yo estaremos sanos y salvos»
Isabella se encontraba sofocada, no sabía cómo había podido sobrellevar todo, tenía más de seis horas ahí, encerrada, sin agua, sin comida, sin Edward… tenía ganas de llorar, pero no deseaba hacerlo, las ganas de ver a Edward de nuevo eran más fuertes, ella no podía morir, no podía irse sin decirle algo, algo muy importante, tenía que sobrevivir.
Tomó un enorme garrote y comenzó a golpear nuevamente la puerta —que se encontraba atorada con un montón de escombros—, pero a ella no le importaba, tenía que lograr salir, tenía que hacerlo.
— ¡Edward! —chilló.
Si él no estaba bien no sabía qué demonios iba a hacer…
—Edward, si estás ahí, respóndeme, ¿estás bien? —preguntó en gritos, pero el silencio se hizo presente, una vez más.
¿Podría estar inconsciente?
— ¡Edward!
Se tiró en el suelo y comenzó a llorar sin poder evitarlo, él se había golpeado, quizá estaba muerto…
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— ¡Isabella, no puedes estar haciéndote esto, por Dios, necesitas ayuda! —Exclamó Edward enojado y triste, Bella frunció el ceño y negó con la cabeza—, ¿No? ¿No, qué? ¿No quieres hacerte daño?
—No quiero traerte problemas, ya no lo haré, sé que tu trabajo es cuidarme.
Edward palideció, era increíble escuchar aquello.
— ¡No! ¡Bella, no! —Exclamó colérico—, esto no es por mi trabajo, es por ti, Bella, no quiero que te lastimes, no compres cosas para lastimarte… por favor…
Isabella se sentó en su cama y tomó su cabeza entre sus manos.
—No puedo evitarlo…
— ¡Bella! —Exclamó nuevamente—, apenas llevas dos días de haber salido del hospital, ¿quieres morir? ¿Quieres dejarme?
Isabella se sorprendió por las palabras de Edward.
¿Tanto así le importaba?
—Edward, no todo el tiempo te tendré a ti, tú también te irás, y yo me he aferrado a ti, pero tú algún día harás tu vida, tendrás una familia, y yo quedaré sola otra vez —dijo Isabella mirando en suelo, apenada.
¿¡Pero qué dice!?
¡Si Edward la ama y no desea pasar el resto de su vida con alguien que no sea ella!
—Siempre estaré contigo, si así lo deseas, pero no te aferres a nadie, solo a ti misma, Bella necesitas ayuda profesional, déjate ayudar, por favor… —volvió a pedir arrodillándose frente a ella, mirándole a los ojos y tomando sus manos entre las suyas, Isabella no quiso decir nada hasta pensarlo bien, quizás él tendría razón, quizá si aceptaba ayuda las cosas cambiarían.
—Hazlo por ti misma —presionó Edward dulcemente, Isabella calló—, no puedes lastimarte, los ángeles no merecen ser lastimados —los ojos de Isabella se humedecieron—, los ángeles sonríen, no lloran, los ángeles hacen felices a los demás, pero también los ángeles merecen ser cuidados y protegidos, pero también… —una lagrima rodó por la mejilla de Bella—, los ángeles merecen ser felices y ser amados y amar sin medidas…
Isabella lo abrazó efusivamente y comenzó a llorar en sus brazos mientras que Edward besaba su cabello repetitivamente…
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Edward bajó del auto al igual que Emmett y Alice, miraron el desastre que se situaba en la mansión Swan, donde murieron casi todos los empleados y Edward había resultado herido, los rescatistas seguían en su trabajo, pero era completamente difícil, la casa estaba destruida…
La naturaleza era el peor enemigo del hombre, o quizá al revés, el hombre era el peor amigo de la naturaleza.
Un fuerte temblor había ocasionado todo aquello, y el diluvió comenzaba.
La lluvia reanudó mojando a los tres chicos que miraban las ruinas con dolor.
¿Y si Bella está muerta?
Edward negó con la cabeza.
Y una fuerte sacudida se hizo presente, volviendo a temblar, por un minuto, el corazón de Edward se llenó aún más de miedo y gritó acercándose a los escombros.
— ¡Bella! ¡Isabella!
Y Alice y Emmett lo siguieron…
— ¿Qué hacen, a donde van? —preguntó histérico Emmett al notar que los rescatistas comenzaban a tomar sus cosas.
—Aquí no hay nada que hacer.
Emmett enfureció y tomó por la camiseta a uno de los incompetentes hombres.
— ¡No pueden irse sin saber si hay alguien allí dentro! —gritó mientras lo zarandeaba con extrema fuerza.
Edward —a pesar de sus heridas—, intentó entrar al lugar pero varios hombres lo impidieron.
—Joven, no puede entrar, es un territorio completamente inestable y los temblores continuarán —Edward lo ignoró.
—La mujer que amo está allí dentro —señaló cabreado—, no voy a dejarla sola.
Jamás la dejaría sola, él lo había prometido, desde que se enamoró de ella.
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—Te amo, Bella.
Isabella levantó la cabeza sorprendida y limpió sus lágrimas, pero éstas salían sin control.
— ¿Qué has dicho? —preguntó con un hilo de voz.
—Te amo y eres la única que puede enamorarme con tanta intensidad cada día —la miraba a los ojos sabiendo que ella estaba sorprendida, pero no esperaba ninguna respuesta, él solo quería que ella lo supiese, ya que al parecer, ella no se había imaginado que tal enamoramiento ocurriese.
—Edward yo…
El piso comenzó a moverse y ambos jóvenes abrieron sus ojos como platos y el pánico se apoderó de ellos.
Edward tomó a Bella entre sus brazos hasta que la sacudida cesó.
— ¡Edward, tembló, Edward, mi padre! —exclamó Bella aterrorizada, Edward la apretó aún más e hizo que le mirase a los ojos.
—Isabella, cálmate, escucha, tu padre no está en casa, solo estamos nosotros y los empleados, yo te cuidaré —la luz se había ido, estaban a oscuras, eran aproximadamente las seis de la tarde, Edward tomó a Bella de la mano y la condujo hasta la puerta de la habitación, saliendo de ésta y bajando rápidamente las escaleras antes de que el temblor repitiese.
Isabella hiperventilaba…
—Cálmate —le indicó Edward—, confía en mí, no miras nada que no sea yo.
Edward aparentaba saber qué hacer, pero igual estaba asustado, era imposible salir de casa, si lo hacían, corrían el riesgo de que mientras corran repita el temblor y era peligroso; se situaron debajo de una firme y fuerte mesa en el comedor de la enorme casa, Edward le indicó a Bella que se mantuviera en posición fetal y él la abrazó protectoramente…
El sismo repitió casi al minuto.
—Cierra los ojos.
Isabella lo hizo aterrada.
«Don't you dare look out your window
Darling everything's on fire
The war outside our door keeps raging on…»
«No te atrevas a mirar fuera de tu ventana
Todo está en llamas, cariño
La guerra más allá de nuestra puerta se recrudece»
Nuevamente el temblor cesó e Isabella se incorporó para mirar a los ojos Edward.
—Tengo miedo.
—Cobarde —intentó bromear Edward, consiguiente una sonrisa de parte de Isabella—. Todo acabará pronto.
Y comenzó a cantar su nana mientras que la casa se sacudía y los objetos caían sobre la dura mesa.
Isabella temía por su padre, ya había perdido a su madre por la catástrofe que se encontraba en el mundo, temía por sus hermanos que no estaban con ella, y también, temía por Edward.
Todo lo que ocurría en aquel momento se definía en temor, en cada poro de su piel éste se encontraba, Edward estaba en las mismas condiciones, era la primera vez para ambos vivían una situación como esa.
—Edward, salgamos.
—Es peligroso…
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— ¡Exijo que se queden! —exclamó Edward en gritos, su voz era aún mucho más fuerte, pero sus ojos aparentaban ser los de un niño asustado, verdes, intensos, apagados y apunto de las lagrimas.
Vamos Bella, resiste.
—Señor Cullen, todos corremos peligro al estará aquí —dijo el hombre como si le explicase a un niño de seis años—, es peligroso.
— ¡La vida de una persona está en peligro también! —Exclamó furioso—, ¡ella puede morir!
—Señor, no creo que hayan más sobrevivientes aparte de usted —habló el otro hombre—, solo hay escombros y cadáveres.
Edward se acercó a él y le dio un puñetazo con su mano sana.
— ¡Cállate maldito!
Y decidió acercarse de nuevo a la casa.
No le prestaba atención al dolor de sus costillas, ni a la lluvia, ni a los gritos de los demás, solo quería rescatarla, y verla sana y salva.
— ¡Bella, Bella, Bella! —gritó.
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El temblor volvió a cesar y por una hora nada ocurría, entonces Edward pensó que todo había acabado…
— ¿Estás bien? —le preguntó a Bella, ella asintió con la cabeza mientras que su corazón latía frenéticamente—, debemos salir de aquí.
Edward se levantó y ayudó a Bella.
—Quédate aquí, yo iré a ver la puerta.
Edward abrió la puerta del comedor y se percató de que la casa estaba casi por derrumbarse, se asustó, dio un paso al frente para asegurarse de que todo estuviese bien para sacar a Bella de allí, pero la suerte no estaba de su parte, el mundo volvió a sacudirse, volteó a ver a Bella, y en aquel momento algo golpeó su cabeza y quedó completamente inconsciente, la puerta se cerró de golpe.
— ¡Edward! —Gritó Bella con todas sus fuerzas, sus lagrimas salieron descontroladas y sintió que se desmayaría en cualquier momento, escuchaba perfectamente los ruidos de cosas romperse en la mesa donde ella estaba—, ¡oh no, Edward, Edward, respóndeme, Edward! —lloró, pero nadie le contestó.
Puso sus manos en sus oídos, desesperada, llorando sin piedad e hiperventilando, si hubiera algo con que cortarse, lo hubiera hecho, pero también pensaba en Edward, y él pensar en él e vitó que pensara en cometer estupideces.
— ¡Edward! —gritó comenzándose a sentir mareada, mientras que el mundo se movía a su alrededor, su respiración se hizo más errática y cayó desmayada…
La nana sonaba en su mente mientras ella luchaba en la inconsciencia…
«Hold on to this lullaby
Even when the music's gone
Gone»
«Agárrate a esta nana
Incluso cuando haya terminado la música.
Terminado»
A Edward lo sacaron antes de que la casa se derrumbara, no pudieron sacar a Isabella, la joven estaba inconsciente y nadie fue capaz de enterarse de su paradero, los "rescatistas" estaban locos por irse con sus familias, algunos ya habían perdido personas que amaban, otros estaban preocupados, y otros hacían su trabajo por ayudar, pero no la hallaron…
— ¡Isabella! —le llamó Edward entrando a lo que quedaba de la casa, el lugar donde había dejado Isabella estaba totalmente tapado con escombros, mesas, y se notaba que era imposible de abrir.
Emmett también entró y a Alice la dejaron afuera, no le permitieron el paso, y algunos de los rescatistas también habían entrado a ayudar…
—¡Bella! —le llamaban en gritos mientras que trataban de quitar los escombros para entrar al comedor.
—Edward… —musitó la voz de ella en un quejido, pero nadie logró escucharla, estaba muy débil— ¡Edward!
A Edward se le contrajo el corazón y siguieron sacando escombros; Isabella por su parte también hizo lo mismo, pero al golpear los escombros para que aflojaran, algo calló en su pierna y gritó desgarradoramente.
— ¡Apúrense! —Gritó un Edward desesperado, mientras que Isabella del otro lado de la puerta gritaba y lloriqueaba del dolor—, Bella, ¿me escuchas?
— ¡Si, Edward, me duele, me duele! —lloró.
A Edward se le partió el corazón en mil pedazos.
«Just close your eyes
The sun is going down
You'll be all right»
«Simplemente cierra tus ojos
El sol se está poniendo
Estarás bien»
—Simplemente cierra tus ojos, estarás bien, yo te cuidaré —le dijo soltando un par de lagrimas y tratando de quitar con una mano todo lo que le impedía encontrarse con su ángel.
—Edward, esto se va a derrumbar —dijo Emmett con pesar, Edward lo ignoró—, Edward.
— ¿Bella? —Le llamó, pero ésta no respondió—, ¡oh no, Bella! Emmett si quieres vete tú, yo la buscaré.
Emmett no le hizo caso, buscó con la mirada algo para utilizarlo como palanca y se dedicó a abrir la puerta utilizando todas sus fuerzas.
— ¡Bella, aléjate de la puerta! —exclamó Emmett.
Y la puerta se abrió finalmente, aunque no de par en par, ya que todavía había escombros al otro lado de ésta.
Edward corrió y entró preocupado y buscó a Bella con la mirada, encontrándola tendida en el suelo, sin conciencia, pálida.
Los ángeles no sufren, Bella.
Los ángeles no mueren, Bella.
No me dejes…
La tomó con su brazo sin ser capaz de hablar, Emmett observó en silencio, pero se acercó y cargó a Bella para sacarla de allí, pero antes de aquello se percataron de la herida de Isabella en su pierna, Edward siguió a ambos en silencio, llorando en silencio.
Si algo le pasaba…
La ambulancia los esperaba y auxiliaron a Isabella con oxigeno y comenzaron a curarla, tenía una fractura en su pierna derecha, pero no era grave, aunque estaba un tanto deshidratada, la falta de agua y de alimento por casi diez horas pasaban factura.
—Edward.
El ángel abrió los ojos y se encontró con los orbes verde del protector, su protector, él, con su cara sucia sonrió y soltó una lagrima al ver que su razón estaba con vida, su ángel, sano y salvo, ambos estaban sanos y salvos.
—Estoy aquí, como siempre, Bella.
Ella intentó sonreír, pero estaba muy débil.
—Eres un ángel, Bella, los ángeles sobreviven, y tu lo has hecho, sin mí —mencionó acariciando el rostro pálido de Isabella, ella negó con la cabeza, mareándose un poco.
—No lo hice sin ti, lo hice por ti, y por mí —Edward sonrió abiertamente.
—Me enorgulleces y estoy aliviado, Bella, si te fuera ocurrido algo, no sé que habría hecho…
—Shhh —ahora fue ella quien lo arrulló—, estarás bien, estaremos bien… estaremos sanos y salvos…
«No one can hurt you now
Come morning light
You and I'll be safe and sound»
«Nadie puede herirte ahora
Ven luz de la mañana
Tú y yo estaremos sanos y salvos»
—Contigo siempre estaré a salvo, tú eres mi ángel —besó su coronilla con amor, era indescriptible lo que sentía, tenia tanto miedo de perderla, de no volverla a ver, de no abrazarla y consolarla, ella era su vida, y no estaba preparado para perderla nunca.
— ¿Recuerdas lo que me dijiste cuando todo comenzó? —preguntó ella tímidamente, Edward asintió en respuesta.
—Te amo Bella —repitió mirándola a los ojos y fundiéndose en aquel color chocolate.
— ¿Recuerdas que te dije que no luche sin ti sino que luché por ti?
—Lo dijiste hace dos minutos —sonrió Edward al decir.
—Bueno, lo hice por ti, porque no quería irme sin decirte algo —lo dijo con un hilo de voz, jamás había pensado en que las cosas se convertirían en algo distinto—, no quería irme de este mundo, sin que sepas… sin que escuches de mi voz que te amo como a nadie he amado…
Edward se quedó callado, incapaz de reaccionar, había soñado con escuchar aquello por tanto tiempo, la había amado en silencio por un año, pensando que ella jamás lo amaría, y ahora ella lo decía, le explicaba que luchó por vivir y decirle que lo amaba.
Edward suspiró y vio como Bella sollozaba y lo miraba con amor.
—Te amo, y nunca pensé que me amarías.
—Los ángeles aman a sus protectores —musitó—, además, tú también eres mi ángel y te amo —sollozó sonriendo para luego fijar su vista en los labios de Edward, los cuales inmediatamente rozaron los de ella y se fundieron en un increíble, tierno y perfecto beso que sellaría el pacto de un amor celestial entre ambos, sus labios se acariciaron enviando una sutil corriente a sus cuerpos, sus corazones latían a medida que sus labios se entendían a la perfección, se amaban sin ninguna clase de regla ni de tiempo ni mucho menos de espacio, y sabían que aquello era el principio de toda una vida que les esperaba, ellos siempre estarían juntos, como lo habían soñado.
«Just close your eyes
You'll be all right
Come morning light
You and I'll be safe and sound»
«Simplemente cierra tus ojos
Estarás bien
Ven luz de la mañana
Tú y yo estaremos sanos y salvos»
—A partir de este momento, te amaré cada día más —prometió Bella al acabar el beso, sonriendo, como jamás lo había hecho—, y te prometo que pediré ayuda, y no volveré a cortarme, quiero luchar por mi vida, para compartirla contigo, mi ángel, mi protector, te amo.
Edward la besó de nuevo.
—Me haces más feliz de lo que te puedes imaginar, Bella —la besó otra vez—, te amo…
Y ese fue solo el principió de una vida…
Fin.